
El poeta Eloy Sánchez Rosillo
Consumación (poética) de Eloy Sánchez Rosillo
El escritor aborda en Venir desde tan lejos (Tusquets), su último libro, la huella que la memoria y la madurez van dejando en una existencia llena de instantes transfigurados por el amor o desconcertada ante algunos milagros sensoriales
Repetía Álvaro Cunqueiro, ya en la segunda mitad de su vida, que la tristeza es un lujo que solo pueden permitírselo los jóvenes. Quiere decirse que cuando se cumplen años se aplica una pátina elegíaca a la experiencia, porque las cosas empiezan a cambiar, pero al seguir acumulando vueltas al Sol se ve más la dádiva de la vida, y que hay cosas que no son tanto el desastre que se declaraba antes de alcanzar la madurez, etapa en la que, a pesar de los golpes recibidos y la cercanía consciente de los que están por recibir, se puede relativizar esa anticipada melancolía.
Es lo que sucede con la poesía de Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948), que comenzó en tono elegíaco en sus primeros libros, optó por la exultación en los siguientes y ahora, por medio de la nota de solapa de Venir desde tan lejos (Tusquets, colección Nuevos Textos sagrados, 2025), declara en este su tercer tiempo una intención reflexiva y conforme. No hay que tomar esto al pie de la letra, no se da un nuevo punto de inflexión, como se dice, aunque en parte sea así, pues en el fondo es una poesía que apenas ha cambiado y se mantiene fiel a sus temas de siempre: la memoria, los instantes transfigurados por el amor o la poesía, la delectación en algunos milagros sensoriales, sean estos el canto de un jilguero, la luna, las muchachas, el verano o el sonar sinestésico de las estrellas en el cielo nocturno.
El Sánchez Rosillo inicial escribió algunos poemas en los que hacía uso del monólogo dramático aprendido en Cernuda y, por qué no, el Leopardi de 'Canto nocturno de un pastor errante de Asia'. Fue el caso de 'Melville, en la aduana', el dialogado 'Los pinares de Potsdam', donde prestaba voz a Henriette Vogel y Heinrich von Kleist, o 'Recanati, agosto de 1829'. El de hoy, como desde hace ya tiempo, se centra en él mismo sin artificios, y sigue ese camino que aconsejaba el propio poeta en el primer poema de La certeza (2005, obra de transición) hacia la fase segunda: “Mira dentro de ti, / con esperanza, sin melancolía”.

'Venir desde tan lejos'
En 'Luz entrevista' y en 'Ayer y hoy' de Sueño del origen (2011) lo declaraba de manera inequívoca; así, en el segundo de ellos: “Supe de la añoranza y el lamento. / Ahora celebro y canto”. En Antes del nombre (2013) leemos el poema 'Después de todo', donde se valora la alegría precisamente por haber sufrido una profunda herida en el pecho. Y en 'Sin edad', de Quién lo diría (2015): “Cuánta melancolía. Y cuánta dicha. / No sabría decir si, de las dos, / una descuella, pues ninguna acaso / quiere imponerse: se entrelazan ambas / en un sentir más hondo y sin origen”.
Venir desde tan lejos regresa sobre las obsesiones habituales en él, y puede que cambie algo el tono (más conforme aquí), pero no es Rosillo un poeta de rupturas ni de grandes saltos. La observación de la naturaleza, el ensimismamiento en los recuerdos, cierto tono sentencioso (“eran mías las cosas, porque no poseía”) son los ya conocidos, solo que a cada vuelta a este torno poético el murciano consigue más y más precisión y hondura, con una tendencia a lo trascendente que podríamos calificar de inmanencia, como la de Juan Ramón Jiménez. Escribe Rosillo: “Me hallo sumido en la respiración / de una pluralidad acompasada. / La vida es esto: tanta quietud moviéndose, / estar sin nadie y conversar con todo”. O, en otro poema: “Cómo pudo / ocurrir algo así, que esto que soy / no forme parte ya de lo que miro”.
Ya en libros anteriores se había referido el poeta a la muerte de su padre siendo él un niño y, muchos años después, a la de su madre. Sobre la privación que traen quienes se van definitivamente, observa ahora con esta serenidad que caracteriza el momento en el que vive: “La muerte no se va con el que muere: / alienta entre los vivos y los daña. / Poco es lo que sabemos de la vida. / Se comprende despacio lo que importa”.
Siempre está atento el poeta a los milagros que otorga la vida, a todo lo que realza la atención: “O vi alzarse la luna, / sobrecogido siempre como si nunca antes / se hubieran encontrado su fulgor y mi asombro”. Hay muchas epifanías en su obra, numerosas manifestaciones de esa magia que es, para quien sepa verla, la existencia: “No depende de nadie ni de nada / el que de pronto veas en un campo de trigo, / en el amor o en el desdén de alguien, / en la rosa marchita de un papel arrugado, / el relámpago que hace comprender / –sentir sin desvelarlo– el misterio de todo”. Y no se limita a registrar los portentos, los enigmas. La boca que exclama o canta también reúne el aliento necesario para reconocer los dones recibidos y dar, con palabras exactas, las gracias: “Cerca de mí / se hallan en una cesta luminosa / los frutos que logré quién sabe cómo. / Para que no se dañen, los preservan / las hojas verdes de la gratitud”.

'La certeza'
Mirar y decir (con el agradecer) van aparejados, y siempre tiene dispuesto Rosillo un adjetivo adecuado o una forma de descripción que hace justicia a la realidad y a la plasticidad del lenguaje. De este modo, habla de “las costumbres violáceas de la aurora” o cuenta cómo unos vencejos “trazan con precisión / arcos de crucería repentinos /en los que se sostiene / la bóveda del cielo”.
El poeta (o su voz lírica) intuye que este podría ser su último libro. Razón de edad, aunque aún no es viejo. Y es que su vida está ligada desde joven a la poesía. “Y en el tiempo apagado que tal vez aún me quede, / qué será de quien soy si no me asiste el canto”, dice. Según costumbre desde sus primeros poemas, Rosillo anota al final del volumen la fecha de escritura de cada composición. Vemos así que las aquí recogidas abarcan casi cinco años (desde principios de 2020 a finales de 2024). Estamos seguros (queremos estar seguros) de que ya va agregando nuevas dataciones en sus cuadernos. Los cuadernos, los versos, de uno de los mejores poetas que hoy en día escriben en España.