Un tanque ruso

Un tanque ruso CANVA

Historia

No lo sabías: un tanque ruso en Cataluña, los horrores de la guerra cobran forma en este rincón olvidado de Lleida

Un blindado rescatado del río Segre recuerda los daños causados por la Guerra Civil

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La historia no sólo está escrita en los libros. Los muros de las principales ciudades de Cataluña también tienen grabadas las marcas del paso del tiempo y de situaciones y vivencias allí vividas.

En Vilanova de la Barca (Lleida), la historia está escrita en esos muros, en sus calles y apenas aparece en los libros. En cambio, allí tuvieron lugar algunas de las batallas más significativas de un territorio como Cataluña.

Prueba de ello es el pedazo de historia que resta oxidado en una de sus plazas. Allí descansa un viejo tanque soviético T-26, utilizado por el Ejército Republicano en 1938 y rescatado del río Segre décadas después. No es un museo: es memoria viva.

Es el último vestigio visible del frente que marcó a fuego este rincón de Lleida durante la Guerra Civil. Su historia es la historia de un conflicto contado no desde los libros ni desde los titulares, sino desde la trinchera, la tierra húmeda y el cauce del río Segre.

La batalla que cambió la zona

Era agosto de 1938, el Ejército Republicano lanzó una ofensiva en este rincón del Segrià, apoyado por una avanzada columna mecanizada compuesta, entre otros, por estos blindados de fabricación soviética

El plan consistía en cruzar el río y consolidar una posición en la orilla derecha, clave para el control del Ebro y, por extensión, del nordeste peninsular. Vilanova de la Barca fue uno de los puntos elegidos para esa maniobra. 

Como la historia de Moisés

Los tanques cruzaron el río en dirección a las colinas, cubiertos por la infantería, entre el ruido ensordecedor de la artillería y el vuelo rasante de la aviación franquista. El contraataque del bando sublevado fue tan inmediato como inesperado. 

Se abrieron las compuertas de los embalses de Camarasa y Sant Llorenç, aguas arriba del Segre. La riada resultante se llevó por delante todo: soldados, caballos, munición, alimentos y varios tanques, entre ellos el T-26 que hoy puede contemplarse.

Rescate y memoria

Restaurado, como símbolo de la resistencia republicana. Sumergido durante décadas, este vehículo de guerra fue rescatado en 1986 de las aguas del río que se tragó su historia.

Un equipo local lo extrajo del lecho del río y lo colocó en la Plaça de la Pau, donde hoy es uno de los puntos más visitados de la comarca. Convertido en símbolo de resistencia, el T-26 es el único vestigio material que queda de una de las ofensivas más olvidadas de la Guerra Civil.

Espacio de Memoria

Hoy, este tanque es un objeto de gran valor militar y una cápsula del tiempo que ha servido para articular un proyecto de memoria histórica en el municipio. Desde 2007, Vilanova de la Barca forma parte de la red de Espacios de Memoria Democrática de Cataluña, una iniciativa pública que conserva y difunde escenarios reales de la Guerra Civil.

Y es que historia no termina en el tanque. Este vehículo no está solo en media de la nada. Muy cerca, en el entorno natural del Tossal Roig, se conservan restos de trincheras excavadas por las tropas republicanas. 

Refugios en rocas

Están señalizadas, pero no transformadas: la maleza las cubre en parte y los años han desgastado su estructura, pero aún se puede intuir la línea defensiva, los puestos de observación y los nidos de ametralladoras. 

También se han identificado posiciones fortificadas en el Tossal de les Coves, donde aún quedan restos de refugios excavados en roca y puntos de tiro. El conjunto permite reconstruir con cierta precisión cómo se organizaba la defensa del frente del Segre

Qué queda

A ellos se le suman los nidos de ametralladora del paraje Pijuan. Son espacios auténticos, sin reconstrucciones artificiales, donde aún se encuentran piedras quemadas, restos de latas o viejas posiciones excavadas en roca.

Todo accesible a pie, con rutas señalizadas y, además, estos espacios pueden visitarse libremente, y existen rutas organizadas, especialmente durante la primavera y el otoño.

Historia que cobra vida 

Estas historias también cobran vida cada año. En Vilanova de la Barca, cada primavera, se celebra una recreación histórica de la Batalla del Segre. Decenas de actores reviven los combates, con uniformes originales, fusiles de fogueo y tanques restaurados.

Es un espectáculo histórico y pedagógico en el que participan familias, centros escolares y curiosos de toda Cataluña. Durante ese fin de semana, el pueblo entero se transforma en un plató del año 1938.

Tanque de Vilanova de la Barca

Tanque de Vilanova de la Barca FLICKR

El evento atrae a cientos de visitantes y decenas de recreadores procedentes de todo el país, que reproducen con gran rigor uniforme, armamento y escenas de combate. Se organizan visitas guiadas, actividades escolares, exposiciones fotográficas y actos de homenaje. 

El visitante encuentra en Vilanova de la Barca otros elementos patrimoniales que completan la experiencia. El casco urbano, sin ir más lejos, ofrece ejemplos de reconstrucción franquista bajo el programa de Regiones Devastadas, lo que permite al visitante observar cómo se diseñó y edificó parte del nuevo urbanismo del régimen a partir de 1940. 

Mucho más que guerra

Esa dualidad --el rastro de la destrucción y la arquitectura de la posguerra-- forma parte del mismo relato que arranca con el tanque oxidado en la plaza. 

Más allá del contexto bélico, otro rincón especial es la antigua iglesia de Santa Maria, destruida parcialmente durante la guerra. Hoy, tras una rehabilitación arquitectónica innovadora, es un espacio cultural donde se celebran exposiciones, conferencias y actividades educativas. Allí también se organizan actos de memoria democrática y encuentros de historiadores.

Un pueblo marcado por el conflicto

Por tanto, se puede decir que más allá del tanque hay otros pequeños fragmentos de la historia que conformar una narrativa tejida: una trinchera abandonada, un trozo de metralla incrustado en una roca, una fotografía envejecida en la pared de un centro cívico

Todo ellos, es la memoria de un pueblo que, sin haber sido protagonista en los libros de texto, vivió en primera línea uno de los conflictos más determinantes del siglo XX. No por casualidad, Vilanova forma parte de la red de Espais de Memòria de Catalunya. Porque aquí no solo se recuerda la guerra, se vive. 

Cómo llegar

Vilanova de la Barca se sitúa a unos 15 kilómetros al norte de la ciudad de Lleida, siguiendo la carretera C-13. El trayecto se realiza en menos de 20 minutos. 

Desde Barcelona, el viaje en coche dura aproximadamente una hora y 45 minutos, utilizando la autopista A-2 hasta Lleida y enlazando con la C-13 en dirección norte. El municipio cuenta con zonas de aparcamiento y el recorrido hasta la Plaça de la Pau, donde se encuentra el tanque, está claramente indicado.