'Los malditos'

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Cine & Teatro

'Los malditos': la eterna espera y el sinsentido de la guerra

Roberto Minervini rueda una meditación sobre el impacto de los conflictos políticos y la hostilidad de la naturaleza a través de una ficción, situada en la guerra de secesión estadounidense, con estética naturalista y aires de documental

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En 1940 Dino Buzzati publicó la novela El desierto de los tártaros, cuyo protagonista, el teniente Giovanni Drogo, es destinado a una remota fortaleza en la frontera, donde la guarnición aguarda una invasión enemiga que nunca acaba de llegar. Es una narración sobre la espera, sobre la continua postergación de algo temido, que merodea como una amenaza que no termina de materializarse. 

En Los malditos, de Roberto Minervini (Fermo, 1970), asoman reverberaciones del libro de Buzzati. La acción se sitúa en 1862, en plena guerra civil americana. Un destacamento de soldados del ejército de la Unión es enviado en misión de reconocimiento a una zona montañosa de Montana. Es un territorio fronterizo todavía sin cartografiar. Tienen órdenes de esperar allí y mantener sus posiciones hasta que se les unan más tropas.

El invierno se acerca y pronto empezará a nevar. La espera se alarga y el aburrimiento se apodera de la tropa. Finalmente, en este caso sí se acaba produciendo un ataque, pero el enemigo es fantasmagórico. Nunca vemos -ni lo ven los protagonistas- quien les dispara desde el bosque. Hay ecos de La patrulla perdida, la poco recordada joya de 1934 de John Ford, en la que, durante la Primera Guerra Mundial, un comando de soldados británicos perdidos en el desierto de Mesopotamia se enfrenta al acoso de un enemigo invisible. Ya ni siquiera saben cuál es su misión, porque el comandante, el único que conocía las órdenes, ha sido abatido por un disparo. 

'Los malditos'

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El objetivo de Roberto Minervini es explorar los vacíos de la espera. Los momentos dominados por el tedio, que empujan a la tropa a llenar el tiempo con rituales, juegos y conversaciones. Los soldados limpian sus armas, se asean, juegan al beisbol, rezan, se pelean, descubren en el río piedras de cuarzo en las que podría haber trazas de oro. Y conversan sobre la vida que han dejado atrás, sobre quiénes eran y quienes son ahora, sobre el sentido o el sinsentido de esta guerra en la que están combatiendo y luchando por sobrevivir. 

En los diálogos se van perfilando las diversas perspectivas de los uniformados. Los más curtidos y de más edad solo piensan en cómo sobrevivir a la próxima batalla y regresar vivos a sus casas. Los más jóvenes todavía se agarran a los ideales -la patria unida, la lucha contra la esclavitud- y a la fe religiosa que les proporciona explicaciones para todo. Todavía creen, con candor, en el heroísmo y el sacrificio como asideros que les ayudan a ordenar un mundo cuya complejidad no entienden. 

'Los malditos'

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Conforme el metraje avanza y la nieve empieza a caer, el paisaje se va haciendo más abstracto. Tras el ataque sufrido, que diezma a la tropa, un destacamento de tres hombres es enviado montaña arriba, para controlar desde lo alto posibles movimientos enemigos. La guerra y sus motivos son una presencia cada vez más lejana. Los hombres se enfrentan, en un entorno natural majestuoso y hostil, a la pura supervivencia. Perdidos en la montaña, alejados de todo, pasan a formar parte de ese territorio sin cartografiar. 

Minervini es un cineasta nacido en Italia e instalado desde hace más de una década en Estados Unidos, donde ha rodado todas sus películas. Se mueve entre el documental y la ficción, siempre con una estética que busca la veracidad y la simplicidad. Hasta ahora había retratado aspectos -casi tribales- de la América profunda contemporánea. The Passage narra un viaje por Texas; Low Tide se centra en una madre soltera y un niño; Stop the Pounding Heart está ambientada en una comunidad ultra religiosa en el corazón de Texas; y los documentales The Other Side (Louisiana) y ¿Qué harás cuando el mundo esté en llamas? retratan respectivamente a las milicias armadas de ultraderecha que pretenden derrocar al gobierno de Washington y a un grupo de activistas negros de Mississippi en el momento en que varios crímenes raciales espolearon las protestas por todo el país. 

Minervini

Minervini

Los malditos es ficción, pero adopta una estética y unos planteamientos de rodaje cercanos al documental. El director utilizó -como de costumbre- actores no profesionales, a los que dio mucho margen para la improvisación en busca de autencidad. El modo en el que la cámara filma sus rostros y también el paisaje refuerza la sensación de verdad sin filtros. 

En esta película Minervini abandona por primera vez el presente. Elige para su incursión en el pasado un momento muy relevante -la guerra de secesión que redefinió el alma del país-, pero no le interesa tanto construir un relato histórico escrupuloso y complejo como plantear una reflexión más genérica sobre el individuo arrastrado por las consecuencias de los conflictos políticos y enfrentado al poder arrollador de la naturaleza. 

'Los malditos'

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Formalmente estamos ante un western de supervivencia, pero despojado de toda épica. La propuesta queda muy lejos de las aventuras fronterizas de El hombre de una tierra salvaje de Richard C. Sarafian y su reelaboración contemporánea en El renacido de González Iñárritu, o de cualquier western clásico ambientado en la guerra civil americana. Su minimalismo lo acerca en todo caso al First Cow de Kelly Reichardt, dos reinvenciones indie de los códigos del western. 

Sin embargo, la obra de Minervini se desliza hacia una deriva metafísica, en la que el paisaje adquiere una dimensión sublime -bello y aterrador a un tiempo-, con la exquisita fotografía del mexicano Carlos Alfonso Corral (autor también de la banda sonora), que tiene ciertas similitudes con los trabajos de su compatriota Emmanuel Lubezki con González Iñárritu y Malick y. El modo en que está rodada la batalla, con la cámara detrás el cogote de los protagonistas, filmados de espaldas frente al enemigo que les dispara, recuerda a La delgada línea roja. 

'Los malditos'

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Galardonado con el premio a la mejor dirección en la sección 'Un Certain Regard' del festival de Cannes de 2024, Los malditos es un largometraje que exasperará a los impacientes y fascinará a quienes disfruten de una narración pausada y envolvente, servida con imágenes de magnética belleza. Lo más estimulante de la película es que pone el foco en los tiempos muertos de la espera -no en las batallas- y es en esos intersticios donde acaba sucediendo lo verdaderamente relevante. 

Como el Desierto de los tártaros de Buzzati, Los malditos de Minervini se mueve entre el realismo, el simbolismo y la dimensión metafísica. Sus soldados perdidos en los confines de un territorio ignoto -los malditos del título- entretienen la interminable espera, se hacen preguntas y asumen el destino de fundirse con el paisaje que los envuelve, con la nieve que cae en un silencio ensordecedor.