Berta Blasi y Núria Berenguer, dos de las restauradoras de Tiana que trabajan en la recuperación de planos estropeados durante la DANA de València

Berta Blasi y Núria Berenguer, dos de las restauradoras de Tiana que trabajan en la recuperación de planos estropeados durante la DANA de València Simón Sánchez Crónica Global Tiana

Vida

Un taller de Tiana restaura documentos dañados por la dana de Valencia: "Estuvieron tres semanas sepultados en barro"

A 350 kilómetros de la zona cero y como proyecto de voluntariado, tres mujeres especialistas en la materia colaboran en la restauración de 15 planos parcelarios de los arrozales de la Albufera

Más información: El patrimonio cultural de Cataluña es el que tiene mayor riesgo de inundación de toda España

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La dana de Valencia del 29 de octubre de 2024 trajo consigo una de las mayores muestras de solidaridad de la historia reciente de España. Ante una catástrofe --y las sospechas de negligencia por parte de las autoridades competentes-- que se cobró 224 vidas y un impacto casi incalculable en vivienda, transportes, comercio, medio ambiente o patrimonio, miles de personas, empresas y entidades se arremangaron y se pusieron a trabajar voluntariamente en lo que cada uno pudo para tratar de recomponer la vida en los 78 municipios afectados.

Tras enfocar soluciones para las cuestiones más básicas de supervivencia, empezaron a brotar miles de necesidades que cubrir. Una de ellas fue la recuperación de todo el patrimonio cultural, histórico, artístico y documental que había quedado sepultado en barro: “Rápidamente, nos pusimos en contacto con el Institut Valencià de Conservació i Restauració para echar una mano”, recuerda la restauradora Berta Blasi desde su taller de Tiana. “Gemma Contreras, su directora, nos dijo que era pronto, así que a principios de este año insistimos”, recuerda.

A 350 kilómetros de la zona cero y como proyecto de voluntariado, tres mujeres expertas en la materia colaboran, desde enero, en la restauración de documentos gráficos estropeados por las riadas. En concreto, trabajan en la recuperación de 15 planos parcelarios de los arrozales de la Albufera, los cuales tienen más de cien años de antigüedad.

Más allá del valor legal que tuvieron en su momento, estos mapas son una pincelada de historia: hasta los años 50 el sector del arroz en España estaba controlado por el Estado, de modo que los payeses que se dedicaban a ello, principalmente en las provincias de Valencia, Castellón y Tarragona, debían federarse con la parcela de tierra que les correspondía, la cual se registraba en estos documentos.

Un metro ochenta de agua

Estos mapas, de papel pegado sobre tela y unas dimensiones de un metro por 60 centímetros, estaban resguardados en el archivo de Alfafar, uno de los municipios más gravemente afectados por las inundaciones. “El agua entró hasta un metro ochenta, con barro y escombros”, relata Blasi para contextualizar el estado en el que llegaron los materiales a su taller.

Los escombros bloquearon el acceso al interior del archivo y el lodo encalló los raíles de los armarios compactos, “estos que se mueven”, por lo que los elementos custodiados en su interior quedaron atrapados durante tres semanas, deteriorándose cada día: “No pudieron acceder a la documentación para rescatarla”.

Uno de los planos parcelarios de los arrozales de la Albufera de València restaurados en el taller de Berta Blasi

Uno de los planos parcelarios de los arrozales de la Albufera de València restaurados en el taller de Berta Blasi Simón Sánchez Barcelona

“Los aluviones que arrastró el agua se quedaron en los documentos, entraron dentro de las cajas y pegaron los planos que estaban doblados”, explica. En un primer momento, el Institut Valencià de Conservació i Restauració les mandó cinco mapas, para que pudieran evaluar los daños y las posibilidades de reparación; un reto que Blasi no solo aceptó, sino que se ofreció a recibir más.

Limpieza y desinfección

Los planos han requerido de distintas labores para recuperar la información que contienen, puesto que se han visto afectados por varios agentes dañinos: agua, barro y hongos, principalmente. “Una de las partes más chulas de nuestro trabajo es descifrar qué le ha ocurrido a cada pieza a partir de las marcas que presenta para poder restaurarla de la manera adecuada”, confiesa Blasi con pasión.

Taller de restauración Berta Blasi en Tiana

Taller de restauración Berta Blasi en Tiana Simón Sánchez Barcelona

El primer paso fue deshumedecer los documentos. Pese a que hacía meses que no estaban sumergidos en agua y “estaban secos al tacto, aún tenían un punto de humedad”. Antes de iniciar las tareas de retirada del barro, hicieron una desinfección “por salud” de los posibles virus y bacterias que la riada había arrastrado, los cuales causaron infecciones en los voluntarios que estuvieron en contacto con el lodo en noviembre.

A partir de entonces, realizaron una “limpieza mecánica” de extracción del fango con brochas, aspiradoras, bisturís y espátulas. “Lo importante de esta documentación es la información que contiene”, detalla, al tratarse de antiguos documentos de valor legal, “pero había tanto barro que no se veía ni la tinta, ni las letras, ni nada”.

Irrecuperables por los hongos

En los casos más extremos, la proliferación de hongos por la humedad y la infección generó agujeros que han resultado irrecuperables y las restauradoras catalanas solo han podido cubrir los huecos con papel fino para evitar que se despedazara.

Restauración de un agujero producido por los hongos en un mapa dañado por la DANA de València

Restauración de un agujero producido por los hongos en un mapa dañado por la DANA de València Simón Sánchez Barcelona

También han sido tarea complicada aquellos en que los dobles se habían quedado demasiado pegados entre sí. De hecho, en alguna ocasión han tenido que dejar trozos de papel pegados en su lado opuesto para poder separarlo con más delicadeza y devolverlos a su posición original.

"Es un trabajo meticuloso", confiesa, "lleva tiempo". Tras más de diez años de profesión, por sus manos han pasado collages de Miró, planos de Puig i Cadafalch o manuscritos de Guimerà, pero ahora se siente especialmente orgullosa de la labor que realiza con sus compañeras con estos mapas, por el mérito solidario.