Imagen de Primo Levi, en la portada de Matteo Mastragostino

Imagen de Primo Levi, en la portada de Matteo Mastragostino La otra H

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Primo Levi y 'la americanización del Holocausto' que aprovecha Israel

La constante apelación a la Shoah, con películas y series, es el parapeto de Israel para tachar de "antisemita" a quien critique la política del estado judío en Oriente Medio, como señala Pankaj Mishra en 'El mundo después de Gaza'

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“Simplificaciones excesivas”. Primo Levi nunca fue la opción adecuada para la cultura americana de consumo del Holocausto. El superviviente de la Shoah, autor de Si esto es un hombre, consideraba que se simplificaba demasiado la memoria sobre el genocidio judío a manos de los nazis.

Le desmoralizó de forma notable su encuentro con Elie Wiesel, el autor de La noche, que hizo de la Shoah el elemento definitorio de lo judío. Y en Estados Unidos, Levi “se sintió perturbado por la obsesión de sus anfitriones americanos por su condición de judío”, como explica Pankaj Mishra en El mundo después de Gaza (Galaxia Gutenberg).

¿Por qué? Lo que estaba en juego era la americanización del Holocausto, que facilitó a Israel una defensa férrea de sus posiciones para eliminar cualquier posibilidad de acuerdo en Oriente Medio con los palestinos.

"Israel era un error”. Así había respondido Primo Levi en una conversación en Brooklyn, cuando le preguntaron, precisamente, por Oriente Medio. La charla se detuvo, el alboroto fue máximo. A su regreso a Italia, el escritor no daba crédito al enorme ruido que se había generado.

El escritor Primo Levi

El escritor Primo Levi WIKIPEDIA

En Estados Unidos se había producido una identificación con Israel a prueba de cualquier autocrítica, sin fisuras, producto en gran medida del apoyo de los líderes evangélicos, como Billy Grahan o Jerry Falwell. Levi no consiguió encontrar un editor en el país hasta los años ochenta. Es sintomático de cómo se había interiorizado una narrativa basada en la Shoah. Summit Books, --como explica Mishra--, una filial de Simon&Schuster en Nueva York, había encargado una traducción de Si no ahora, ¿cuándo? con la idea, según el traductor al inglés, William Weaver, de ofrecer una novela sobre el Holocausto a los lectores judíos norteamericanos. Pero al comprobar que Levi era un judío asimilado crítico con Israel detuvieron la publicación y “tardaron meses en pagar a Weaver”.

Es a final de los años setenta cuando Israel entiende que a través de la Shoah, de su explotación por todos los medios, podrá sobrevivir y hacerse fuerte, cada vez más, en Oriente Medio, de la mano del dinero que fluye a raudales de Estados Unidos.

La tríada invencible

La serie de televisión Holocausto, en 1978, dirigida por Marvin J. Chomsky, el mismo que dirigió también la serie Raíces, fue clave para que muchos estadounidenses judíos forjaran una identidad colectiva que les enorgullecía. Justo un mes después, el presidente Carter, durante el decimotercer aniversario de la creación del Estado de Israel, anunció con el apoyo de Menahen Begin, la creación de una comisión presidencial del Holocausto, que presidiría…Elie Wiesel.

Carter puso las bases para la creación posterior, en 1993, del Museo en Memoria del Holocausto, en Washington.

El historiador Michael Berenbaum señaló que se había creado “la americanización del Holocausto” a partir de una tríada invencible: la serie de televisión Holocausto, la oscarizada película La lista de Schindler y la Fundación para la Shoah de Steven Spielberg.

Y de ello se aprovechó Israel, principalmente la derecha política del país. ¿Hay críticas a la actuación del gobierno israelí, que representa al estado judío? Entonces la respuesta será muy clara: lo que hay es “antisemitismo”.

Lo hace de forma clara hoy Israel. Las palabras las pronuncia sin ningún rubor el primer ministro Benjamin Netanyahu: "Hay antisemitismo".

“Atrapados en el marco de la Shoah, los viejos problemas de Oriente Medio perdieron, inevitablemente, su complejidad; cada vez parecían menos legítimos los motivos para criticar a Israel, y mucho menos para presionarle con el fin de que facilitara las condiciones para crear un estado palestino que se basara en las fronteras anteriores a 1967”, señala Pankaj Mishra.

Hannah Arendt

Hannah Arendt

El crítico conservador Robert Alter en Commentary, en febrero de 1981, apuntó en esa misma dirección: "Nombrar al Holocausto como paradigma supremo de la experiencia histórica del pueblo judío es descartar cualquier idea de negociación política o de concesión, pues toda posible ventaja que se conceda a un oponente, independientemente de lo que se dé a cambio, se considerará pavimentar el camino hacia la extinción". 

Judíos con capacidad de autocrítica, con la autoexigencia para poder analizar con una voluntad de conjunto, como el propio Levi, Hannah Arendt, Jean Améry o Isaac Bashevis Singer, consideraron que el proyecto sionista que dio origen a Israel fue un "error" desde el inicio. No se les podrá tachar de antisemitas a quienes reflejaron el horror de los crímenes nazis, pero quisieron establecer un futuro para todos los judíos desde la individualidad de cada uno de ellos. 

Es ilustrativa la carta escrita en 1946 al filósofo Gershom Scholem, por parte de Arend. La autora de Eichmann en Jerusalén, se refería a un peligro: "Existe un peligro real de que a un nacionalista congruente no le quede más opción que convertirse en un racista", y que, "la metamorfosis de un pueblo en una horda racial es un riesgo omnipresente en nuestro tiempo...Creo firmemente que un estado-nación judío sería un juego estúpido y peligroso".

"Antisemitas"

Primo Levi lo tuvo claro. Tras su visita a Estados Unidos en 1985 y su experiencia en Brooklyn, la revista Commentary --sobre judaísmo, política e Israel-- encargó a un joven aspirante a neocon, de poco más de 24 años, que lanzara ataques contra el escritor italiano. El propio Levi señaló que esa "brutalidad intelectual" --en palabras de Mishra-- "contribuyó a terminar con sus ganas de vivir", porque dos años después se suicidaría. 

La escritora Grace Paley, en su colección de cuentos bajo el título de Tres días y una pregunta, pudo tener a Primo Levi como inspiración, como señala Mishra, cuando se refería a un superviviente de Auschwitz que se enfrenta a una fanática proisraelí en Nueva York.

Y es que Paley asiste a una manifestación que se oponía al arresto en Israel de algjunos miembros de Yesh Gvul, --significa 'Hay un límite'--, soldados israelís que se habían negado a servir en los territorios ocupados. Los periodistas preguntaban a la gente que pasaba cerca de la manifestación. "Antisemitas", respondía una mujer. Los periodistas respondían: "pero si son judíos". Y la mujer repetía sin inmutarse: "Antisemistas"

Uno de los manifestantes, al escuchar esa reacción, se acercó y señaló su condición de judío. Mostró su brazo, con un número tatuado, señal de haber sido un superviviente de un campo de concentración. "Antisemista, odia a Israel", remachó sin dudar la mujer. 

Y esos son los mismos términos que utiliza hoy el gobierno de Israel. Mientras, Gaza sigue siendo destruida.