Club de Mar de Sitges

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El Gobierno derribará el club de reunión de la élite del Estado en Cataluña

El Ministerio de Transición Ecológica se ceba con una de las entidades más queridas del Garraf y demolerá un edificio y su piscina catalogados como bien cultural de interés local

Más información: La ley de costas se ceba con un icónico restaurante de Vilassar: 'el Palomares' pasará a la historia

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El Gobierno quiere derribar el centenario edificio en el que se aloja el Club de Mar de Sitges, una de las entidades sociales y deportivas más destacadas del Garraf. Y también uno de los enclaves de reunión del Estado en Cataluña. En sus terrazas veranean altos mandos de todos los niveles, entre los que se encuentran jueces, políticos y abogados de reputado prestigio.

Ahora, deberán buscar un nuevo hogar, porque si nada cambia, el próximo 2 de junio funcionarios del Ministerio de Transición Ecológica irrumpirán en el inmueble para desalojarlo e iniciar el levantamiento de las instalaciones, pese a que estas tienen 100 años de antigüedad y están catalogadas como bien cultural de interés local. También arrasarán con la piscina, la primera que se construyó en el municipio, en 1934, y que fue inaugurada por el presidente de la Segunda República Manuel Azaña.

Un club "muy querido"

El Club de Mar es una de las entidades más queridas de Sitges. Si bien es lugar de encuentro de la élite, también es un punto de reunión de familias y vecinos, para tomar algo o practicar deporte. El centro acoge y participa en innumerables eventos sociales y deportivos durante todo el año, como La nit de l'esport, los casals de verano y las clases de patín de vela, un singular catamarán de origen catalán muy arraigado al club.

Desde la entidad deportiva arguyen que aún no han agotado todas las vías judiciales y recursivas para hacer frente a la embestida del Gobierno. De hecho, su recurso está admitido a trámite a la espera de la opinión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

Imagen del club de Mar de Sitges

Imagen del club de Mar de Sitges

Tras la comunicación del ministerio, y ante el inminente derribo, el Club de Mar prepara contra reloj nuevas acciones judiciales y un gran alboroto mediático en el municipio, que está volcado en la defensa de su club. 

En la esfera política, el ayuntamiento les ha dado su completo apoyo y ha lamentado que no se ha tenido en cuenta la moratoria que solicitaron al Gobierno, así como tampoco hay sobre la mesa ninguna propuesta de reurbanización después del derribo. El consistorio también ha trasladado su posicionamiento al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quien se ha comprometido a estudiar y abordar el problema

El precedente del Palomares de Vilassar

Pero el ministerio que dirige Sara Aagesen y la dirección general de Costas no dan su brazo a torcer, y exigen que las instalaciones costeras no superen los 300 metros cuadrados en dominio público con una licencia máxima de 30 años. "Están muy concienciados en destrozar clubes y entidades deportivas con historia", explican desde el club a Crónica Global.

En el municipio temen que ocurra como con tantos otros inmuebles que hasta hace poco fueron lugar de encuentro y algarabía y hoy no son sino cuatro paredes humedecidas con interiores llenos de ratas. Un ejemplo es el mítico y siempre concurrido Palomares de Vilassar de Mar, que tras la clausura del Gobierno languidece dejado frente al mar, cercado por los okupas.

Hay más casos. Otros clubes catalanes han pasado por las mismas circunstancias que el Club de Mar, como los de Cabrera, Pineda y Canet, que decidieron cerrar ante la imposibilidad de afrontar multas de más de 60.000 euros. Sus instalaciones no fueron derribadas y fueron ávidamente okupadas.

Junto al Club de Mar de Sitges, hay más entidades deportivas en la picota acechadas por el Ministerio de Transición Energética, como el Club Nàutic Bétulo de Badalona, el Club Marítim de Torredembarra y el Club Nàutic Vilassar de Mar.